viernes, 31 de octubre de 2008

La novia del Cuerno de Oro

Tal Como Somos (Editorial de la Revista Telva)

La novia del Cuerno de Oro

"Desde 1981 hasta el año 2000, el número de bodas en España ha aumentado un 7,13 por ciento. En el año 2001 se celebraron 208.057 matrimonios". Leía estos datos del INE hace unos días, justo cuando en TELVA preparábamos nuestro suplemento NOVIAS, con más de 220 páginas y cientos de vestidos de novia con las últimas tendencias. Sin duda, los españoles apuestan por casarse. La semana pasada, en un viaje a Turquía, recordaba estas cifras. ¿Por qué? Recorriendo como cualquier turista la enigmática Estambul, visité la colina de Calinca, la más alta de la ciudad. Desde allí se divisa la más bella panorámica del Mar de Mármara, el Bósforo y el famoso Cuerno de Oro que separa en dos esta sorprendente urbe, refugio de tres culturas. A principio de los años ochenta, en lo alto de la citada cima de Calinca, se construyó un famoso café donde cada fin de semana, desde entonces hasta hoy, acuden las parejas de recién casados todavia vestidos con sus trajes de boda, para prometerse amor mientras toman un aromático té turco.

Un detalle llamó mi atención: todos los trajes de las novias que esa tarde habían coincidido en Calinca eran recargados, brillantes, barrocos. La influencia de Oriente, pensé, mientras rememoraba las fotos de nuestro suplemento... desde luego el minimalismo, aquello de menos es más, no ha calado en los vestidos de novia en ningún lugar del mundo. En Francia, España, Estados Unidos o Estambul, las mujeres, cuando eligen su ropa para casasrse, siguen apostando por el exceso en tejidos y cortes. Parece ser que la simplicidad en el diseño no tiene cabida ese gran día. En China son las perlas, en India los bordados, en Rusia las diademas, en España las largas colas de tul.... los excesos tan sólo cambian de destino geográfico pero no de motivo. Pero ¿qué importa? Ese día todas las mujeres nos sentimos un poco princesas y bastante protagonistas. También todas hemos oído hasta la saciedad que lo importante es no ir disfrazada sino mantener tu estilo. Pero, ¿qué tiene en común el estilo diario de la mayoría, abonadas al jersey o la camisa con pantalón, con cualquier diseño de novia? Nada. Todas las mujeres del mundo aceptamos que la ropa de ese día apenas tiene que ver con nosotras. Y esto les sucede a todas las novias del planeta. La barroca y sobrecargada novia de la colina de Calinca que vi el sábado en Estambul, el día anterior con jeans y chaleco, me vendía una alfombra en el Gran Bazar. Era la misma mujer pero cientos de puntillas y bordados la habían convertido ese día, su día, en la princesa del Cuerno de Oro. ¿Que otro traje es capaz de tal milagro? Ninguno.

Nieves Fontana L. (Directora de TELVA)

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