viernes, 31 de octubre de 2008

Historia del anillo de pedida

HISTORIA DEL ANILLO DE PEDIDA

Ofrecer a la novia un anillo en la petición de mano es una costumbre que se remonta al Antiguo Testamento y, en el siglo IX, el papa Nicolás I decretó que esta entrega se entendía como una declaración oficial de la intención de casarse.

Aunque determinar el origen exacto de esta costumbre es imposible, parece que ya los egipcios, en el siglo XIII a.C, intercambiaban alianzas, aunque con el fin de demostrar autoridad, en el caso de los hombres, y como elemento decorativo entre las mujeres ricas. Fue el archiduque Maximiliano de Austria, padre de Felipe el Hermoso, esposo de Juana la Loca, quien inició la tradición de entregar un anillo de oro con un diamante incrustado, en 1477, con motivo de la petición de mano de María de Borgoña y como símbolo de fuerza, pureza y valentía.

El diamante es una de las piedras que más fascinan al hombre desde hace 28 siglos, ya que por su belleza y su inestimable valor, se le ha asociado siempre al amor.

Pero durante ese siglo sólo los reyes y emperadores podían usas las alianzas de diamantes.

En la Edad Media, los caballeros enviaban un par de guantes a la mujer de sus sueños. Si ella los usaba al domingo siguiente en misa, era señal de que la petición había sido aceptada. Con el paso de los años se sustituyeron por un anillo.

Mucho antes de eso, los romanos fueron los primeros en utilizar anillos para atar, no sólo a la gente de su misma clase social, sino también a los prometidos en matrimonio.

Durante la ceremonia de pedida, el prometido entregaba a la familia de la novia un anillo de hierro, como símbolo de compromiso y solvencia financiera.

Originalmente, este acto era más importante entre los romanos que el rito nupcial en sí, que no pasaba de ser una simple formalidad, costumbre que siguieron los primeros cristianos, porque la boda en aquel tiempo no era una ceremonia tan elaborada como ahora, sino una simple afirmación de amor y obediencia mutua.

Además, los primeros cristianos no se opusieron al uso del anillo porque lo tomaron como un símbolo de compromiso, más que como un adorno.

La colocación del anillo en el dedo anular de la mano izquierda no fue por casualidad. También aquí los egipcios fueron determinantes, al considerar que la "la vena del amor" unía directamente esta extremidad con el corazón. Era circular para simbolizar que no tenía ni principio ni fin; que el amor era eterno.

Aunque fueran los egipcios los que se supone que crearon el anillo en el desarrollo del precinto o sello, los griegos, etruscos y romanos perfeccionaron el arte de hacer de estos objetos un ornamento más.

Durante la época romana, la mayoría de los ciudadanos utilizaban anillos de hierro, sólo los embajadores podían llevarlos de oro, lo que más tarde se extendió a senadores, cónsules, jefes y oficiales del Estado. A los esclavos les estaba prohibido su uso.

El anillo fue ya utilizado en la mitología griega cuando Prometeo se atrevió a robar fuego en el cielo para uso terrenal y Zeus le castigó, encadenándolo a una piedra en la cordillera del Caúcaso durante 30.000 años. Cuando fue liberado, fue condenado a utilizar un eslabón de la cadena en uno de sus dedos como anillo.

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