jueves, 30 de octubre de 2008

Bodas - Un negocio Millonario

Un negocio millonario

BODAS

Los españoles ya no se casan como sus padres. Hijos de la sociedad de consumo, no tienen reparos en acudir a internet o en dejarse asesorar y guiar por empresas especializadas. Nuevos usos y costumbres en un negocio de toda la vida.

Por Fernando Urías, revista el Semanal, 29-9-1996.

"Ésta es la que más me gusta. La verdad es que estábamos todos molidos. Y ésta... qué horror. Porque se empeñó Ricardo en meterla, que si llega a ser por mí... ¿Verdad que estoy espantosa?". La escena sería como tantas otras. Unos recién casados que , entre bromas, pasan las páginas de un album de fotos de boda. Como tantas otras, si no fuera porque Ricardo y Marta no tienen que humedecerse los dedos para recorrer las páginas. No, no son páginas de celulosa las que los entretienen. Son páginas Web. Tampoco es un álbum, sino Internet, la Red. Y es probable que el periodista no sea el único que, en ese preciso instante, se esté haciendo idea de cómo fue la boda,m del restaurante, del vestido de pedrería de la novia o de las lágrimas de la mamá del novio. Es probable que a miles de kilómetros del coqueto apartamento de los recién casados, Roger, el amigo holandés, o el tío Arturo, que emigró en la década de los cincuenta a Uruguay, se estén haciendo la misma idea.

Los españoles ya no se casan como sus padres. Retoños de la cultura mediática, acuden a la hidra de las siete cabezas que es internet. Valedores de la sociedad de servicios, acuden a empresas especializadas que les gestionan todos los asuntos y papeleos necesarios para contraer matrimonio. No es que la bodas hayan perdido su encanto de toda la vida, su ritual o su componente religioso. Todo lo contrario: los matrimonios religiosos aumentan sin cesar y los civiles caen en picado. Ésta ha sido una evolución natural, casi imperceptible, y por los cauces habituales. Virignia y Andrew se enteraron de lo de Internet por unos amigos. Ignacio y Mariola se confiaron a Alianzas, una empresa especialziadas en gestionar matrimonios, porque un luminoso les picó la curiosidad. Y Maru y Jorge dicidieron contratar los servicios de La Última Farra porque otras despedidas de solteros de amigos suyos habían resultado muy divertidas.

Una enorme pantalla de televisión preside la sala. Frente a ella, la joven pareja atiende las explicaciones de Federico Wert, director comercial de Interbodas. Por 35.000 pesetas y durante 3 meses la joven apreja tendrá en la red un reportaje publicitario de su enlace al que sólo podrán acceder quienes conozcan la clave. En la pantalla se suceden reportajes anteriores: imágenes de la ceremonia y del primer beso, del convite, del baile e, incluso, de la luna de miel caribeña. También hay un par de páginas dedicadas a los mensajes madnados por quienes no pudieron ir a la boda y de los novios a sus invitados. Pero algo ha llamado poderosamente la atención de Virginia: los zapatos de una de las secciones de publicidad. Es otra de las ventajas del contrato: el acceso a las empresas que se anuncian en Internet.

Para Andrew, nacido en Bristol, éste es el pan suyo de cada día. Trabaja en el departamento de Sistemas de una multinacional de informática. "Por desgracia, algunos familiares míos y bastantes amigos on podrán venir a la boda, así que gracias a Internet les tendré informados". Virginia, sin embargo, acaba de resolver un problema. Cuando llegue a casa, entrará en la Red y revisará el muestrario de la empresa. Quizás se anime y navegue por el ciberespacio algo más. En la lista de porveedores hay tiendas de vestidos de novia, salones para banquetes... Un poco de todo lo que necesitan. "Nuestros clientes son, principalmente, jóvenes con estudios supoeriores acostumbrados a trabajar con ordenadores, no necesariamente usuarios de Internet", comenta Ignacio Wert. "De repente, la gente descubre que se pueden solucionar numerosos problemas sin salir de casa, incluso algo tan personal y familiar como una boda."

Trámites, papeleos, visitas, citas... Todo esto fue, justamente, con lo que no contaron Ignacio y Mariola. "Los dos trabajamos y, créeme, no sacábamos tiempo de ningún lado", recuerda Mariola. "Con lo único qeu no tuvimos problemas fue con la elección de la iglesia, porque el párroco es amigo de la familia y las fechas no eran de las más solicitadas. El calvario llegó después. Que si el restaurante, venga a ver éste, ése y áquel. Y cuando lo tienes elegido caes en la cuenta de que es muy incómodo para tantos invitados. Vuelta a empezar. Y lo mismo con mi vestido. Cada tienda en una punta de la ciudad. Y para colmo tienes que ir, porque nadie te envía a casa el catálogo."

El despacho es mediano, muy iluminado y sito en el segundo piso de una de las arterias principales de Villabla, en las cercanías de Madrid. Su directora general, Teresa Iglesias, trabajó varios años en empresas turísticas. "Allí tuve que arreglar numerosísimos viajes de novios, y mi socio y yo pensamos que también podíamos hacer lo mismo,pero desde el principio". Así nació Alianzas, una empresa que se dedica a ocuparse en lguar de los novios de todos los preparativos de una boda. "Por comodidad y por falta de tiempo". Tales fueron las razones que llvaron a Ignacio y Mariola a confiar su enlace a terceros.

"En realidad, basta con que la pareja nos dedique una tarde o dos, que tengamos claro que tipo d eboda quieren, qué restaurante y convite, el coche nupcial y cosas parecidas", explica Teresa Iglesias. "Con esa información nos ponemos a trabajar y sólo queda que los novios vayan dando el vistobueno. Nosotros conseguimos y tramitamos cuantos papeleos sean necesarios, también los visados para la luna de miel. Concertamos las citas... todo, absolutamente todo lo que una pareja debe hacer antes de casarse". En poco más de un año de existencia, la empresa ha gestionado casi ochenta enlaces, de los que un tercio ha sido en su totalidad. Hay una tercera razón que advierte del éxito de estas empresas de servicios nupciales, que nada tienen uqe ver con las agencia smatrimoniales: no cuestan nada a los novios. Su beneficio procede de los porcentajes que acuerdan con los proveedores.

Lo de ahorrar de aquí y allá no es ninguna bagatela, porque casarse es caro. La lista de gastos es, cuando menos, desesperante. La iglesia (no siempre es la voluntad), el organista, los arreglos florales y la alfombra roja, el coche de la novia (el del novio siempre lo presta algún amigo), los respectivos vestidos y el dichoso ramo de ella, la tarjetería, las fotografías y el vídeo, el convite (y el cóctel, cada vez más usual), la música que sigue (da lo mismo que sea pinchada o de orquesta: ambas cuestan), los puros y recuerdos para las amigas, la noche de bodas en un hotel, (nadie habla de suite nupcial) y la inevitable luna de miel, por citar sólo las indispensables obligaciones de cualquier enlace. Un presupuesto normalísimo para una boda con doscientos invitados no baja, se busque por dónde se busque, del 1.200.000 ptas. Un formidable negocio que en nuestro país mueve cada año decenas de miles de millones. Así que no es de extrañar que todos los interesados en repartirse esta suculenta tarta no dejen de aguzar a diario el ingenio.

El último en innovar ha sido un empresario de Zaragoza que, tras comprobar el éxito de sus tiendas de trajes de novio en su ciudad y Madrid, ha decidido apostar por la primera red nacional de franquicias para venta de trajes de novio y todos sus complementos. "Por lo general - afirma el empresario, Mariano García - la oferta de trajes de novio se limita a tres o cuatro modelos, todos de línea muy clásica. Nosotros, en cambio, ofrecemos más de treinta posibilidades, algunas muy vanguardistas, para los novios más atrevidos". Antes que la suya, otras empresas apostaron por lo mismo, por ser originales. Esteban Rivas presta desde hace algunos aos un pecuiliar servicio: alquila minibuses (con chófer obligatorio) para despedidas de soltero/a. La fórmula es sencilla. Un minibús, perfectamente engalanado, recoge a los clientes en un lugar determinado, los lleva a los locales elegidos, y los deja en el punto de encuentro varias horas después. "Se trata de hacerles más cómoda la fiesta - explica la relaciones públicas de la empresa - y que puedan disfrutarla sin temor a sustos o inesperados controles de alcoholemia". ¿Y nunca dan problemas? "Bueno, alguna vez han intentado convertir el minibús en una especie de parque del amor rodante."

Y mucho más. El ingenio a la hora de encontrar nuevas fórmulas y clientes parece no tener límites. A Blanca se le cayó encima el techo del lujoso chalet de sus padres el día de su despedida de soltera cuando un policía llamó a la puerta y le pidió que le acompañara a la comisaría. De nada sirvieron las nerviosas excusas de la alterada anfitriona. Únicamente los sones de un conocido tema de la banda sonora de la película Nueve semanas y media descubrió la broma: ante sus incrédulos ojos, el supuesto agente de la autoridad se estaba desnudando. Ésa fue la primera de las bromas preparadas por sus amigos, quienes por el lote completo - "muy divertido", todavía recuerda Blanca - pagaron 80.000 ptas. Y es que esta es una de las vetas más rentables del renovado negocio nupcial: las despedidas de soltero/a, cada vez más rebuscadas, más protocolarias, más parecidas al enlace que llegará algunos días después.

Carlos Uceda dio sus primeros pasos en la Universidad, organizando fiestas para los compañeros. Hoy es el director comercial de La última Farra, empresa especializada en despedidas de soltero/a. "En nuestras fiestas no hay sexo, como mucho un striptease, que es el número más solicitado por nuestros clientes. El espectáculo tiene lugar en alguno de los restaurantes concertados, durante la cena y después. Por lo general, un par de números entre los muchos que ofertamos. Después los llevamos a una conocida discoteca madrileña, con derecho a dos copas". Aquí coinciden con el resto de las fiestas de esa noche. Y todo por unas 6.000 ptas por persona.

No todas las fiestas con tan recatadas. A la sombra de una noche tan sonada han surgido restaurantes eróticos, con menús que hacen honor a la denominación de la casa, o locales de boys que dejan a sus antecesores (aquellos chicos danone que entre contoneo y contoneo se quedaban en tanga) a la altura de un entretenimiento para escolares. Pero nada comparado con la variopinta oferta de los salones para banquetes de boda. Éstos ya no dan sólo de comer y una pista para bailar. También confeccionan una celebración a la carta, al gusto de los protagonistas. Bodas palaciegas a ritmo de valses, posmodenas inundadas de tecno o, simplemente, horteras, con los novios descendiendo en una plataforma que se precipita desde el techo. Hay salones que te regalan una noche nupical. Otros que te regalan la luna de miel (Mallorca o Tenerife, no hay para más). Aquellos que regalan los recuerdos para los invitados. O el vídeo y las fotos.... hasta un largo etcétera de ocurrencias varias. Incluso bodas al estilo de la Roma clásica, medievales o imperiales. Depende del sentido del humor y del pudor de los novios. "Bueno, por ser un poco originales y para que todo no resultara tan aburrido, con tus padres, los de tu mujer, los familiares y un montón de personas que no conoces", confiesa Enrique, que hace un par de años se casó a lo medieval. "Nosotros íbamos normal, pero le restaurante imitaba un castillo, con sus almenas y todo. Los camareros iban a lo paje. Incluso animaba un bufón", recuerda no sin cierto rubor.

De internet a un globo aerostático, pasando por las tripas de un submarino o la soledad de una cueva. ¿Y los novios¿ ¿Merece la pena meterse en semejante berenjenal, aflojar tanto el bolsillo? Teresa Iglesias no tiene dudas: "Sí. Celebrar una boda sigue siendo rentable para los novios".


De la invitación a la luna de miel

No es tarea fácil hacer el presupuesto de una boda. La elasticidad de la factura final es enorme. Una boda económica, para unos cien invitados, no baja de las 700.000 ptas. A partir de aquí, lo que la generosidad de los novios esté dispuesta a soportar. A continuación se citan los epígrafes indispensables en cualquier enlace. Se ofrecen dos cantidades: una económica y otra, que, sin ser desorbitaada, si puede calificarse de cara (precios vigentes en 1996!!!)

Despedida de soltero: entre 6.000 y 10.000 ptas por persona

Tarjetería: entre 200 y 1.500 ptas por unidad (más sobres y sellos)

Traje de novia: Entre 110.000 ptas (incluye cancan y velo, pero no otros complementos) y 250.000 ptas.

Ramo de novia: entre 8.000 y 20.000 ptas

Coche nupcial: entre 40.000 (Mercedes) y 60.000 ptas (limusina).

Iglesia: por lo general, la voluntad. En un recinto con historia, entre 40.000 y 80.000 ptas.

Fotografía: entre 1.000 y 1.500 ptas la unidad. Por lo general, se regala el vídeo (en caso contrario, a partir de las 20.000 ptas).

Banquete: entre 3.500 (mínimo) y 9.000 ptas. Cóctel, si lo hay, aparte.

Noche de bodas: entre 16.000 (habitación doble en un hotel de 4 estrellas) y 70.000 ptas (suite nupcial en un hotesl de 5 estrellas)

Luna de miel: entre 140.000 (típica semana en las islas Canarias, en hotel de 4 estrellas) y 400.000 ptas (crucero por el Mediterráneo, diez días).


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